«Desaparecidos en la noche» se ha convertido en un auténtico éxito mundial en Netflix, enganchando a la audiencia con su mezcla de suspense, misterio y drama familiar en solo 90 minutos. Esta película italiana ofrece una trama envolvente que resuena especialmente con los padres, quienes pueden identificar la angustia y preocupación que la historia evoca. Ha entrado al top de 3 de Netflix rápidamente, siendo el boca a boca su gran valedor.
Un drama familiar con tintes de misterio
«Desaparecidos en la noche» está inspirada en la película española ‘Séptimo’ (2013), protagonizada por Ricardo Darín y Belén Rueda. En esta versión italiana, los protagonistas son Elena (Annabelle Wallis, conocida por ‘Peaky Blinders’) y Pietro (Riccardo Scamarcio, de ‘John Wick: Pacto de sangre’). La pareja enfrenta la desaparición de sus hijos, lo que desencadena una serie de eventos llenos de tensión y secretos.
Elena, una psiquiatra estadounidense, se mudó a Italia por amor a Pietro, un hombre con un pasado turbulento. Tras casarse, tuvieron dos hijos y su sueño era convertir una masía en un hotel, pero su relación se deterioró y terminaron separándose. Una noche, mientras los niños estaban con Pietro en la granja, desaparecen sin dejar rastro. Desesperado, Pietro contacta a Elena, aunque ambos están en medio de una disputa por la custodia.
El secuestro que no fue
Cuando Elena llega, furiosa, culpa a Pietro de la desaparición de sus hijos. De repente, reciben una llamada exigiendo un rescate de 150,000 euros por los niños. Para conseguir el dinero, Pietro acepta un trabajo ilegal. Sin embargo, cuando regresa al apartamento de Elena, encuentra a sus hijos como si nada hubiera pasado y a Elena ignorante del supuesto secuestro.
Una conspiración revelada
Pietro, confundido, empieza a sospechar que todo ha sido una artimaña. Los antecedentes presentados al inicio del filme, donde se discuten las adicciones de Elena y las deudas financieras de Pietro, empiezan a encajar en un plan más siniestro. Elena habría drogado a sus hijos, los llevó a la granja y contrató a alguien para simular el secuestro y presionar a Pietro a conseguir dinero sucio. Luego, grabó una confesión de Pietro para chantajearlo y obtener la custodia total de los niños.
Elena intenta consolidar su plan en el aeropuerto, confesando que todo fue un intento desesperado para asegurar su futuro con los niños. Pietro, en lugar de reaccionar violentamente, le pide que se vaya sola a Nueva York, indicando que no la denunciará por el bienestar de sus hijos. La tensión culmina en una despedida ambigua, donde Elena revela que aún tiene sentimientos por él, aunque Pietro permanece impasible.
Un final abierto
La película cierra con Pietro en la granja, usando el dinero del rescate para pagar sus deudas, mientras sus hijos juegan despreocupados. La escena final muestra a Pietro mirando una foto familiar con melancolía y a una figura borrosa, presumiblemente Elena, en la puerta. Este desenlace deja varias preguntas sin responder: ¿intentarán arreglar las cosas? ¿Es la presencia de Elena real o una ilusión de Pietro? ¿Podría haber una reconciliación tras todo lo ocurrido?
«Desaparecidos en la noche» deja al espectador con la tarea de interpretar estos interrogantes, abriendo la posibilidad de una segunda parte para resolver los misterios restantes.