Billy Wilder es uno de los grandes genios del cine clásico, y sus películas forman parte de cualquier lista que se precie. En esta ocasión, nos centramos en una de sus obras más brillantes: Primera Plana (1974), una comedia que no solo es divertida, sino que también realiza una crítica aguda al mundo del periodismo. Con las interpretaciones memorables de Jack Lemmon y Walter Matthau, esta obra de arte se convierte en una reflexión sobre la ética, la competencia y la moralidad en los medios de comunicación.
Una de las películas menos reconocidas de Billy Wilder
Antes de entrar de lleno a comentar en Primera Plana, es importante entender quién es Billy Wilder. Con una carrera que abarca varias décadas, Wilder fue capaz de mezclar diferentes géneros cinematográficos con suma facilidad, desde el cine negro hasta la comedia, sin perder de vista una crítica social subyacente. La forma en que aborda el periodismo en Primera Plana no es solo una representación cómica de la vida de los reporteros, sino una sátira inteligente de la industria y de los valores que la guían.
En esta película, Wilder toma la historia de una obra de teatro de Ben Hecht y Charles MacArthur, que en su momento ya había sido un gran éxito en Broadway. El guion de Wilder, en colaboración con I.A.L. Diamond, eleva la historia con su característico estilo de diálogos rápidos y giros inesperados, creando una comicidad que te tirará del sofá en más de una ocasión.
Primera Plana
Primera Plana es sin duda una de las mejores películas de comedia de la historia del cine. Con un ritmo imparable, la película retrata la frenética vida de los reporteros de un periódico sensacionalista, donde la competencia entre los periodistas es feroz y los límites éticos se desdibujan constantemente. El conflicto se centra en los personajes de Hildy Johnson (interpretado por Jack Lemmon) y Walter Burns (Walter Matthau), dos reporteros con una relación turbulenta, pero que se ven obligados a trabajar juntos en un último gran golpe periodístico.
La química entre Jack Lemmon y Walter Matthau es inigualable, como viene siendo habitual en sus variadas colaboraciones, y ambos logran dar vida a sus personajes con tal frescura que el espectador nunca pierde el interés. La habilidad de Billy Wilder para dirigir este tipo de comedia, donde las situaciones absurdas y los malentendidos se acumulan de manera vertiginosa, es lo que convierte a Primera Plana en una obra de arte cinematográfica que sigue siendo disfrutada por nuevas generaciones.
Aunque Primera Plana es, ante todo, una comedia, no pierde oportunidad para hacer una crítica al periodismo sensacionalista y a la falta de escrúpulos que a menudo caracteriza a ciertos medios. La película muestra cómo los reporteros, más interesados en obtener una primicia que en la verdad, están dispuestos a manipular hechos, manipular emociones y hasta ignorar la ética profesional con tal de ser los primeros en publicar una
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