La película Juntos pero no revueltos, llamada originalmente en México “la novia de América”, y que a pesar de ser una producción hispano-mexicana, decidieron llamarla “juntos pero no revueltos” en España. Está basada en la experiencia propia que le ocurrió al padre del director, Alfonso Albacete. En el reparto aparecen figuras de la talla de Miren Ibarguren (Aida, la que se avecina), o Eduardo Casanova (Aida) . En nuestro país no han anunciado aun en que plataforma podrá visionarse, aunque un servidor la ha podido visionar a través de la plataforma latinoamericana Vix +.
Sinopsis oficial de la película Juntos pero no revueltos
La sinopsis oficial: Ana, una joven española a la que su novio acaba de abandonar, y Tono (su hermano) reciben una sorprendente noticia: su padre (Pepe) se casa con una mujer que conoció a través de internet. Ambos deciden viajar a México para asistir a la boda, pero lo que allí encuentran no es lo que se esperaban. Rous, la prometida, no solo es más joven que ellos, sino que su numerosa familia mexicana, de un barrio popular y de lo más ruidoso, les tiene preparada una bienvenida que no olvidarán en su vida. Sobre todo Ana que conocerá a Horacio, el irresistible hermano de la novia, capaz de ponerla muy… muy nerviosa. Ambas familias tendrán que superar los prejuicios y los choques culturales, para descubrir que el amor puede estar en lo diferente.
¿Merece la pena invertir 1 hora y 39 minutos para ver esta película?
A la pregunta que acabo de formular, un no rotundo. Durante el metraje de la película Juntos pero no revueltos, no solo no solté ninguna carcajada, es que mi cara no expresó ni una ligera sonrisa. Cuesta entender que un director, o un productor, al leer el guion, pensaran, “oh! que gracioso todo”. Lo curioso es que solo con el reparto habían ganado ya mucho. Miren Ibarguren puede ser la reina de la comedia actualmente en nuestro país, pero no le sacan partido. Aparece por sorpresa, Pepa Charro (la terremoto de Alcorcón), desaprovechando el director toda su caradura y su talento. Eduardo Casanova… está para cosas más serias. Se quiere usar la fórmula de “Ocho apellidos vascos”, pero los clichés se usan sin gracia alguna. Podría seguir dando cera, pero vamos a pensar que una mala tarde la tiene cualquiera, y que este guion se les fue de las manos.
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